El expresidente reaparece en la escena pública al asumir la presidencia del espacio que fundó en 2005. Cómo se reorganiza el mapa de los amarillos en la interna con Patricia Bullrich. La cercanía con Javier Milei y los ejes que le preocupan.

El expresidente Mauricio Macri volvió a la escena pública. Este martes, el fundador del PRO quedó oficializado como el nuevo presidente del partido que creó en 2005 y al que llega después de lo que fue una tensa negociación con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en el marco de una distancia que persiste y refleja una disputa por el poder. El objetivo es recuperar la identidad de su fuerza política, con el foco puesto en la representación que tendrán en las próximas elecciones, mientras analiza meticulosamente cómo acompañar al gobierno de Javier Milei al medir costos y beneficios. «El PRO no tiene un plan de cogobierno porque el PRO no es la LLA”, enfatizan desde su entorno.

La designación de Mauricio Macri como nuevo líder del partido no estuvo exenta de cruces e intensas negociaciones con Patricia Bullrich. Después de obtener la victoria en la interna del hoy ex Juntos por el Cambio (JxC) y de sumarse a las filas del actual Gobierno, negociación que se dio a título personal, la ministra exhibió aquellas cartas para reclamar el 50 por ciento de lugares en la renovación de autoridades, un requerimiento que tensó los acuerdos hasta último momento.

Ambos mantienen una distancia constante desde el desembarco de Bullrich en la cartera de Seguridad y la discusión de esta semana no fue ajena a esa dinámica. “No hablaron en todo el proceso de negociación», detallan desde el PRO, en un ida y vuelta donde los interlocutores de Macri fueron Fernando de Andreis y Humberto Schiavoni y por el lado de Bullrich Juan Pablo Arenaza y Pablo Walter. Si bien ambos sectores se perciben como ganadores, el resultado final expone representantes de las dos líneas a raíz de las negociaciones.

Desde el macrismo contemplan a una Bullrich que «confronta por lo bajo y lo alto con Macri» y que busca «retener una cuota de poder dentro del PRO» que entienden no se corresponde con su recorrido y su presente en el partido, al que se sumó más tarde y, recuerdan con cierta picardía, de la mano del exjefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.

Las diferencias entre ambos estallaron en diciembre del 2023 con la designación de Bullrich como ministra de Seguridad del libertario, un movimiento que Macri se encargó de aclarar fue un “compromiso personal”. «Hay diferencias con Patricia por haber tomado un camino más personal y alejarse de la lógica colectiva al sumarse a las filas de Milei», recalcan. A partir de esos movimientos, la integración a LLA genera distinto impacto en cada una de las figuras, en donde Macri apuesta a acompañarlo sin ser parte del Gobierno, mientras Bullrich, ya adentro, impulsa una alianza total.

“Macri dice que no quiere un cogobierno pero se la pasó pidiendo cargos que no le dieron”, advierten desde el bullrichismo, desde donde proyectan una elección de medio término con un frente PRO-La Libertad Avanza y no con el sector de la UCR que responde a Martín Lousteau.

Además, de la presidencia, la renovación de autoridades incluyó dos vicepresidencias, la titularidad de la Asamblea, la Secretaría General, consejeros y vocales, que terminaron divididos entre macristas y bullrichistas. En ese tironeo, Rodríguez Larreta se mantuvo al margen, mientras que la diputada María Eugenia Vidal se alineó con el expresidente.

De cara a lo que ocurriría el martes, el domingo Macri se reunió con Larreta en un intento de sumar su apoyo, quien le ratificó que no estaba de acuerdo con entregarle el PRO a Milei porque “va en contra de los valores constitutivos del partido”.

«En principio, Horacio se va a quedar en el PRO aunque sea solo con su banderita», afirman desde su entorno, aunque amplían que “hay muchos dirigentes que piensan como Horacio” pero que la pelea por los cargos los termina acercando a la gestión actual. En su presente, Larreta se mantiene ajeno a las discusiones del partido, mientras sigue trabajando en su propia Fundación, brinda clases en el exterior y también tiene la idea de escribir un libro ligado a su gestión.

La foto completa de las nuevas autoridades ubica a Soledad Martínez, intendenta de Vicente López y cercana al jefe de gobierno porteño Jorge Macri, como vicepresidenta primera, mientras que Damián Arabia, un hombre de Bullrich y muy resistido por el macrismo, será el vicepresidente segundo. En el caso de la ministra de Seguridad, quedó como Presidenta de la Asamblea del PRO.

“Patricia reclamaba el 50 por ciento de los lugares pero se quedaron con menos del 20”, chicanean desde el macrismo, donde no solo miran los porcentajes sino que hacen hincapié en que los lugares más importantes están ocupados por dirigentes cercanos a Macri.

“Ellos plantearon dirimir la cuestión en interna pero no tienen apoyo de ninguno de los jefes del partido”, añaden y recuerden que a fines de enero, en una especie de operativo clamor, Macri recibió el apoyo de representantes provinciales y exfuncionarios amarillos.

Distinta es la mirada que prima en el entorno de Bullrich, en donde señalan que “jamás objetaron la candidatura de Macri” sino que se buscó “construir un equilibrio de lo que había ocurrido en las PASO” para que “perdedores no se lleven los laureles”. “Ellos quedaron un poco enojados porque no pudieron imponer lo que querían. Dicen que ganaron porque suman a su favor dirigentes que son independientes, incluso algunos que están más cerca de Patricia. Te diría que quedó equilibrado”, resumen.

Más allá de la cuestión institucional de presidir el PRO, la pregunta es qué busca Mauricio Macri al mostrarse públicamente en ese lugar. Sobre este punto, sus allegados explican que un punto principal es “reconfigurar el PRO, recuperar una identidad que empezó a diluirse en 2015”, momento en que se selló la alianza con la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica (CC). “El PRO surge como algo moderno, disruptivo y con la alianza de 2015 pierde identidad. Después vino Juntos por el Cambio, que fue más Juntos que Cambio”, reconocen, al tiempo que también cuestionan cierta “burocratización”.

Allí apuntan al rol dialoguista y anti Milei que tomó Rodríguez Larreta, tomando una postura más de “centro” cuando “Macri es de centro derecha, tiene una visión liberal, cree en un Estado chico, eficiente”. “Hay que recuperar un espacio político diluido por las internas que no estaban previstas y causaron daño”, sentencian.

Por fuera de la identidad amarilla, en el horizonte también aparece la necesidad de instalarse electoralmente en el marco del acuerdo al que lleguen con la La Libertad Avanza. “Es importante la representación, tener candidatos a legisladores, concejales, intendentes, gobernadores en las próximas elecciones”, acentúan. En ese sentido, no descartan ninguna jugada de Macri, aunque aclaran que “no necesita ser presidente del PRO para ser candidato”.

Por otro lado, en el último tiempo Macri profundizó su agenda internacional, que va conectada con su agenda nacional y sus futuros movimientos. Allí toma distintos roles, desde brindar charlas universitarias (hoy se encuentra en la Universidad de Bolonia de Italia), su rol en la fundación FIFA, así como una nutrida y jugosa agenda de vínculos que incluyen a mandatarios y exmandatarios, dirigentes y empresarios, un vínculo directo con el mundo de las inversiones. Probablemente después del 30 de marzo, una vez formalizadas las nuevas autoridades del PRO, aparezca nuevamente en los medios de comunicación.