
Para los 1,2 millones de personas que se identifican como latinoamericanas en el país canadiense y para la comunidad inmigrante en general, las políticas arancelarias de Trump han generado una mayor incertidumbre, ya que están directamente relacionadas con el aumento del coste de la vida y el desempleo.
“El incremento de los precios, el alto coste de los alquileres, el colapso en el sistema público de salud… Todas estas son consecuencias de una situación que ha impactado en nuestras vidas tras la llegada del nuevo gobierno de Estados Unidos”, dice Rafael.
Ello ha dado lugar a que numerosos miembros de la comunidad latina consideren que las medidas que ha tomado el gobierno de Canadá para proteger la economía del país y la soberanía son “las más adecuadas y racionales que uno puede esperar. En general, todos los que vivimos y trabajamos en este país hemos apoyado las decisiones del primer ministro frente a la arbitrariedad del Gobierno de Trump”, añade.
Amenazas y boicot como respuesta
El cambio de rumbo de las relaciones entre dos países ha provocado que dos países vecinos que hasta hace poco eran socios incondicionales, sean ahora dos actores que desconfían uno del otro, lo que ha derivado en respuestas en forma de boicot económico por parte de la ciudadanía canadiense.
“Lo económico está afectando a las relaciones entre ambos países, tanto en las negociaciones que Trump quiere hacer para cambiar los acuerdos económicos con Canadá y México, como en lo emocional”, dice a TRT Español Jorge García, un jubilado argentino que trabajó durante años como representante sindical para United Steelworkers, en Ontario.
“Lo emotivo se ve en cosas simples. Más de 900.000 personas han cambiado su destino vacacional de Estados Unidos a Europa o América del Sur. Profesores universitarios han rechazado viajes y becas de Estados Unidos. Mucha gente se ha desconectado de Netflix, Spotify y otras redes estadounidenses”, añade Jorge.
“Estas decisiones del gobierno estadounidense han conseguido que, en lo político, el partido independentista quebecois haya ofrecido apoyo al gobierno nacional en su confrontación con EE.UU. Primero son quebecois, pero segundo son canadienses, y no quieren ser parte de Estados Unidos”, explica. “Finalmente, la elección la decidió la postura anti-Trump de la población canadiense”.
Jorge cree que “todo esto es fácilmente reversible, pero va a llevar tiempo y negociaciones debido a las inconsistencias de Trump con respecto a las políticas con Canadá. Su forma histórica de negociar es crear caos, amenazar, exigir y negociar desde lo que él considera una situación de poder”.
Este argentino, que lleva más de 40 años viviendo en Canadá, se siente “orgullosamente latino y también orgullosamente canadiense. Aquí vivo, crecieron mis hijos, están creciendo mis nietos. Este es el país donde resido y el país que quiero ver prosperar, no verlo convertirse en un satélite de EE.UU. En esta solidaridad, cada persona aporta lo que trae de sus orígenes, en mi caso: ser latino”.
Así, la amenaza existencial que ha significado para Canadá y su comunidad hispana la llegada al poder del magnate estadounidense ha dado como resultado una mayor unión de toda la sociedad canadiense. Una reacción que, al fin de cuentas, ha dificultado las nuevas políticas del vecino más poderoso del mundo.