Niños de una escuela primaria se encuentran detrás de una pancarta que dice "No más violencia", durante una marcha contra la violencia en Tegucigalpa el 26 de octubre de 2012.

Pasaron siete años para que Marlén* se enterara de que su hija, cuando tenía tan solo cinco, vivió una serie de tocamientos íntimos por parte de uno de sus sobrinos -quien tenía cuatro años más que la pequeña-, generándole así una “grave” afetación en sus emociones y diagnósticos como “ansiedad, un trastorno mixto de ansiedad y depresión”, según le informó el psiquiatra.

“El abuso puede suceder en tus narices… el enemigo puede ser un miembro de tu familia”,

Para ella, se trató de un abuso, solo que la legislación de su país, según explicó, le llama “juego sexualizado” cuando son menores de edad y no se puede judicializar.

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF de 2021, una de cada seis niñas y uno de cada 10 niños han sufrido abuso sexual en países latinoamericanos y junto con el castigo físico, la agresión psicológica y el homicidio, estos problemas “acechan a millones de niños, niñas y adolescentes” en la región.

En el caso de la hija de Marlén, la pequeña alertó a la red de protección, a través de una línea de atención para los niños dispuesta en Colombia. Hoy, la pequeña de 11 años ha sido hospitalizada cuatro veces y ha intentado suicidarse.

No obstante, se encuentra en control de psiquiatría y psicología, con algunas trabas en la atención, según describió su madre, y ha acudido al arte como medio terapéutico.

Actualmente, se encuentran “en una montaña rusa… viviendo un día a la vez” y “haciendo todo lo posible” para que la niña reciba los tratamientos necesarios, contó Marlén*.

El maltrato, en todas sus presentaciones, también es una constante en la región. Un perfil estadístico de UNICEF sobre la violencia infantil en América Latina y el Caribe reveló en 2022 que casi dos de cada tres niños, niñas y adolescentes, de edades comprendidas entre 1 y 14 años experimentan disciplina violenta en el hogar.

Además, 73 millones viven en países y territorios donde el castigo corporal en el hogar sigue estando permitido en cierta medida.

María Victoria Zambrano Ibarra, abogada, representante de víctimas de la Asociación Afecto en contra del Maltrato Infantil y quien también fue víctima del abuso y la violencia intrafamiliar desde los ocho años hasta la preadolescencia, explicó que es importante poner estos temas sobre la mesa porque esta situación “genera consecuencias a todo nivel, no solamente a corto, sino mediano y largo plazo” y “es algo que los niños en su mente no pueden entender claramente, sino que sufren de cosas que no entienden”.

Zambrano, quien también es miembro del Consejo Integral de Atención a Víctimas de Violencia Sexual y Violencia Intrafamiliar y Abuso Sexual Infantil en Colombia, sostuvo que en el 86 % de los casos el abuso y maltrato sucede en la familia: “Ese lugar en el cual los niños deberían estar seguros es el lugar donde más se comete”. También se presenta en el ámbito escolar.

En su caso, vivió el maltrato por parte de su abuelo materno, rodeada de un ambiente de alcoholismo y viendo la violencia psicológica, emocional y física contra su madre, quien tempranamente quedó viuda.

Para UNICEF, la violencia infantil “está impulsada no solo por normas sociales y de género negativas, sino también por otros factores como las desigualdades, la inseguridad, la migración y las crisis humanitarias”.

En la región, dice la oficina de la ONU, dos de cada cinco niños viven en países sin protección legal contra el castigo corporal en el hogar, en la escuela y en los lugares de atención estatal.

Según el doctor, es una región donde es común que se vean diferentes formas de maltrato: físico, escolar, abuso sexual, pedofilia, pornografía infantil, negligencia y abandono, y donde factores como la migración y desplazamientos internos o la falta de servicios básicos y la pobreza agravan el problema.

33 millones de niños en más de 34 países donde se sigue ejerciendo el castigo corporal de una manera grave, delicada. Y de esos, siete millones de niños no tienen un acceso casi a una protección jurídica que les ayude a defender sus derechos.

Es una problemática de todas las naciones y en todos los sectores económicos, y no se puede decir que “el país más desarrollado sea el que menos maltrato [existe]”, no obstante las problemáticas en países como Venezuela, Panamá -en el sector de Tapón del Darién-, Haití, entre otros, pueden agravar el problema.

UNICEF ha instado a los gobiernos a adoptar leyes que prohíban totalmente el castigo corporal en todos los ámbitos, invertir en programas para prevenir la violencia, incluyendo programas de crianza positiva, poner en marcha intervenciones de cambio social y de comportamiento para abordar la normalización de la violencia infantil, reforzar la capacidad del personal de los servicios sociales y fortalecer la recopilación de datos sobre la violencia.

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