En el mapa político de América Latina, la izquierda abarca cada vez más terreno. La elección de Gustavo Petro en Colombia es la muestra más reciente.
Un motivo adicional de celebración para la izquierda latinoamericana es que en Colombia dicho espectro político nunca había ganado una elección presidencial. El presidente electo, Gustavo Petro, y su futura vicepresidenta, Francia Márquez, han propuesto conformar un nuevo eje progresista con sus homólogos de México, Manuel López Obrador, de Chile, Gabriel Boric, y de Argentina, Alberto Fernánez, quienes fueron los primeros en saludarlo.
Con el triunfo de Gustavo Petro, Colombia se suma a la nueva ola de gobiernos de izquierda que llegan al poder en América Latina. Este año, los candidatos presidenciales de izquierda fueron los favoritos en las urnas en Chile y Honduras. Y, de acuerdo con los sondeos, se espera que en las elecciones de octubre en Brasil la derecha sea derrotada por Luiz Inácio Lula da Silva.
«Una nueva ola de izquierda está surgiendo en la región. A diferencia de la primera, entre 2000 y 2010, esta parece ser más fuerte, porque ahora hay desafíos que son enormes. Una de las razones fundamentales del triunfo de la izquierda en estos países es probablemente la mala gestión de la pandemia, el sufrimiento económico y, en consecuencia, el aumento de la desigualdad”.
Izquierda con matices
En la década de 2000, candidatos de izquierda ganaron presidenciales decisivas, como Hugo Chávez, en Venezuela; Lula da Silva, en Brasil; Néstor Kirchner, en Argentina; Michellle Bachelet, en Chile, José Mujica, en Uruguay, Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador, entre otros. Sin embargo, recuerda el experto Boeston, «no se puede comparar una izquierda radical, como la de Chávez, con la izquierda moderada de Lula da Silva o Bachelet. Cada país tiene una realidad política y social distinta”.
Lo mismo sigue ocurriendo ahora, según Flavia Freidenberg, directora del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina. «Los gobiernos de izquierda de la región tienen matices. Hay las izquierdas sociales, económicas o ideológicas. Pero, en primer lugar, tenemos que separar entre sistemas políticos democráticos y no democráticos”, dice a DW. Lamentablemente, agrega, Venezuela, Nicaragua o Cuba, que se denominan de izquierda, no se pueden poner en el grupo de los países democráticos.
«Esta no es la realidad de Chile, por ejemplo, porque Boric tiene, en este momento, un claro compromiso con una izquierda moderada, en la que se respetan los derechos humanos y las libertades”, afirma la también coordinadora de la Red de Politólogas «No sin Mujeres”. En ese mismo grupo de centroizquierda, la experta Freidenberg pone «por el momento”, al argentino Fernández y al mexicano López Obrador, aunque en los últimos años este haya tenido tensiones importantes con organismos autónomos, periodistas y determinadas políticas públicas desarrolladas por anteriores gobiernos.
Petro militó en la guerrilla urbana y nacionalista del M-19 en las décadas del ’70 y ’80, un pasado por el que muchos intentaron asociarlo en la campaña electoral con la izquierda radical.
Sin embargo, el M-19 se desmovilizó en 1990 y Petro se presentó en este, su tercer intento de llegar a la presidencia, como un político moderado luego de haber sido senador.
«La moderación en algunas de sus propuestas lo ha llevado a ser visto por un sector de la ciudadanía más como un candidato de centro izquierda que de izquierda radical», dice Patricia Muñoz Yi, directora de posgrados en ciencia política en la Universidad Javeriana de Bogotá, a BBC Mundo.
De hecho, Petro ha negado que Colombia tenga que ir al socialismo y que él piense recurrir a expropiaciones o a reformas de la Constitución para ser reelecto como hicieron otros presidentes latinoamericanos de izquierda.
Pero sí ha propuesto cambiar el sistema económico del país, mermar la extracción recursos naturales, una reforma agraria para terminar con los latifundios improductivos y ofrecer empleo en el Estado a quienes no lo encuentren en el sector privado.