Los palestinos conmemorarán el próximo mayo el aniversario número 77 de su expulsión masiva de lo que hoy es Israel, un acontecimiento que está en el centro del conflicto de larga data entre israelíes y palestinos. Ahora, los gazatíes temen que ese episodio, conocido como Nakba, se repita ante las aspiraciones expuestas por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que reavivarían las ambiciones de la ultraderecha israelí.

Las imágenes de desplazamientos masivos a lo largo de la Franja de Gaza durante la más reciente escalada de las hostilidades -de más de 15 meses y ahora bajo una frágil tregua- son sorprendentemente similares a las de las fotografías a blanco y negro de 1948.
Fue el año en que ocurrió la Nakba, que en árabe significa catástrofe. Un histórico y doloroso acontecimiento en el que unos 700.000 palestinos -la mayor parte de la población en ese momento- fueron expulsados o huyeron de sus hogares de lo que hoy es Israel, antes y durante la guerra árabe-israelí de hace 77 años.
Un crudo capítulo de su historia que ahora podría repetirse en una escala aún más cataclísmica, temen los palestinos, dadas las más recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que expondrían el trasfondo de un objetivo israelí en Gaza, más allá de la alegada guerra contra Hamás.
1-Las ambiciones sobre Gaza expuestas en las recientes declaraciones de Trump
Los desplazamientos forzados y la construcción de asentamientos por parte de Israel en los Territorios Palestinos no son acciones nuevas, pero las afirmaciones que Donald Trump ha hecho públicas en los últimos días evidencian, al menos la idea, sobre “tomar el control” del territorio gazatí por un actor externo a los palestinos. Y para ello, plantea, una expulsión aún más masiva y hacia el exterior de Gaza. Distinto a lo ocurrido en los últimos meses, en que los gazatíes se han visto forzados a trasladarse en múltiples ocasiones de distintas localidades dentro del mismo enclave.
En la última semana, Trump ha expuesto sus aspiraciones sobre el enclave palestino, junto a Israel, en al menos cuatro aspectos:
- Tomar el control de Gaza:
El pasado 4 de febrero, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, junto a su aliado israelí, el primer ministro Benjamin Netanyahu, el mandatario planteó que Estados Unidos “tomará el control” del territorio gazatí. El presidente planteó entonces un plan sobre la devastada Gaza-donde en el último año y medio más de 47.000 personas han muerto por los constantes ataques israelíes-como si se tratara de un proyecto de bienes raíces, como a los que se dedicó antes de llegar a la Presidencia.
“Estados Unidos se hará cargo de la Franja de Gaza y nosotros también haremos un trabajo con ella. Seremos dueños de ella y seremos responsables de desmantelar todas las bombas peligrosas sin explotar y otras armas en este lugar, nivelar el lugar y deshacernos de los edificios destruidos. Nivelarlo y crear un desarrollo económico que proporcionará una cantidad ilimitada de empleos y viviendas para la gente de la zona”, afirmó.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sonrió varias veces, mientras Trump detallaba el plan para trasladar a los palestinos fuera de Gaza y para que Estados Unidos se “apodere” de la reconstrucción del territorio.
- Construir una “Riviera de Medio Oriente”:
En la misma línea, Trump señaló que su idea conduciría a convertir el territorio gazatí en la “Riviera de Medio Oriente”, que estaría habitada por personas “de todo el mundo”.
«Veo una posición de propiedad a largo plazo y creo que aportará una gran estabilidad a esa parte de Medio Oriente (…) Todos con los que he hablado aman la idea de que Estados Unidos sea dueño de ese pedazo de tierra, desarrolle y cree miles de puestos de trabajo con algo que será magnífico en una zona realmente magnífica que nadie conocería (…) No quiero parecer gracioso, pero sería la Riviera del Medio Oriente, esto podría ser algo muy magnífico”, remarcó. «Guárdame un terreno cerca de la costa de Gaza»
Los planteamientos de Trump no serían novedosos en el Estado de mayoría judía. Al menos frente a las previas ideas del movimiento de colonos de Israel, que ha señalado tener una lista de 500 familias listas para mudarse a Gaza.
«Tengo amigos en Tel Aviv que me dicen: ‘Guárdame un terreno cerca de la costa de Gaza’, porque es una hermosa, hermosa costa, con una preciosa arena dorada», declaró a la ‘BBC’ Daniella Weiss, miembro de ese movimiento.
- Expulsión de gazatíes a otros países:
Para lo anterior, Trump ratificó su idea de “limpiar Gaza”, sacando a los palestinos de su territorio, algo que planteó públicamente el pasado 26 de enero.
«Hablamos de un millón y medio de personas, y simplemente limpiaremos todo eso (…) Me gustaría que Egipto tome gente y me gustaría que Jordania tome gente», afirmó el mandatario ante la prensa.
- Gaza sería entregada a EE. UU. por parte de Israel:
Pese a la condena internacional que las declaraciones de Trump han desatado, este 6 de febrero el mandatario no solo ratificó sus posturas, sino que fue más allá cuando aseguró que el enclave palestino sería entregado a Estados Unidos por parte de Israel. Lo haría en un periodo posguerra tras su prometido objetivo de “eliminar” a Hamás.
«La Franja de Gaza sería entregada por Israel a Estados Unidos al concluir los combates. Los palestinos, gente como Chuck Schumer, ya habrían sido reasentados en comunidades mucho más seguras y hermosas, con casas nuevas y modernas, en la región. De hecho, tendrían la oportunidad de ser felices, estar seguros y ser libres. Estados Unidos, trabajando con grandes equipos de desarrollo de todo el mundo, comenzarían lenta y cuidadosamente la construcción de lo que se convertiría en uno de los mayores y más espectaculares proyectos de desarrollo de su tipo en la Tierra», sostuvo el líder republicano mediante su plataforma Truth Social.
2-El plan de expulsión “voluntaria”
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ordenó este jueves 6 de febrero al Ejército preparar un plan para el éxodo de los gazatíes, algo a lo que se ha referido como un traslado “voluntario”. El plan prevé la salida de los habitantes de Gaza por tierra, hacia Egipto, pero también por mar y aire.
“He dado instrucciones a las Fuerzas de Defensa de Israel para que preparen un plan que permita a cualquier residente de Gaza que desee irse, hacerlo a cualquier país que esté dispuesto a recibirlo”, aseveró Katz.
En su declaración, Katz responsabilizó a Hamás del desespero que sentirían los gazatíes por abandonar su territorio, pero en ningún momento mencionó los constantes ataques israelíes por aire y tierra que en los últimos 15 meses mataron a más de 47.000 personas, incluidos miles de niños. Los sobrevivientes han quedado sin hogar, con viviendas reducidas a escombros.
Cuestionado sobre qué países podrían acoger a los palestinos, el ministro respondió que deberían ser países que se han opuesto a las operaciones militares de Israel en la Franja de Gaza.
«Países como España, Irlanda, Noruega y otros, que han hecho acusaciones falsas contra Israel debido a sus operaciones en Gaza, están legalmente obligados a permitir que cualquier residente de Gaza entre en su territorio», sostuvo.
3-Una difícil reconstrucción y una tregua que no es firme
Incluso si los palestinos no son expulsados o no salen en masa de Gaza, muchos temen que nunca podrán regresar a sus hogares.
Y es que la destrucción causada en el territorio por los ataques israelíes ya hace casi imposible vivir allí. Una estimación de la ONU señaló que se necesitaría hasta 2040 para reconstruir las casas destruidas.
Muchos palestinos temen que la dolorosa historia de la Nakba se repita, incluso en mayor escala.
En los últimos días, en toda Gaza, los palestinos han cargado sus coches y carretas tiradas por burros o han salido a pie para visitar sus casas destruidas tras el alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamás, que entró en vigor el 19 de enero. Pero la tregua no es firme, por ahora atraviesan la primera fase de seis semanas y continuar hacia la segunda y tercera fase, que contemplan un cese el fuego duradero, depende de los resultados de nuevas negociaciones, aún inciertas.
Desde antes de iniciar la primera etapa de la actual tregua, Netanyahu ya señalaba que podría retomar los ataques para seguir con su objetivo de “eliminar” a Hamás. Una reanudación de las embestidas aumentaría la ya vasta cantidad de víctimas mortales y empeoraría el desplazamiento forzado.
4-El impedimento al retorno
Por momentos, las declaraciones desde Washington sobre la expulsión de los gazatíes resultan contradictorias. Trump ha señalado un plan a largo plazo, mientras algunos funcionarios de su Administración se han referido a un proyecto a corto plazo.
“Espero que podamos hacer algo a donde no quieran volver (…) Si podemos conseguir una zona hermosa para reasentar a la gente, de forma permanente, en casas bonitas donde puedan ser felices y no ser baleados ni asesinados ni apuñalados hasta la muerte como está sucediendo en Gaza”, indicó el mandatario estadounidense.
Sin embargo, y en medio de la avalancha de críticas, su secretario de Estado, Marco Rubio, trató de salir al paso del rechazo al declarar que sería un “desplazamiento” mientras se adelanta la reconstrucción.
“En el ínterin, obviamente, la gente tendrá que vivir en algún lugar mientras se reconstruye. Es similar a un desastre natural. Lo que ha ofrecido muy generosamente es la capacidad de Estados Unidos para entrar y ayudar con la remoción de escombros, la remoción de municiones, la reconstrucción, la reconstrucción de hogares y negocios y cosas de esta naturaleza, para que luego la gente pueda regresar (…) El presidente ha dejado en claro que necesitan ser reubicados temporalmente fuera de Gaza”, sostuvo Marco Rubio.
Pero más allá de lo que las palabras de Trump ponen en evidencia, la historia de los palestinos ya muestra un antecedente del no retorno a sus tierras.
Incluso antes de la guerra de 1948, muchos palestinos hablaban de una Nakba en curso, en la que Israel los obliga gradualmente a salir de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, territorios que capturó durante la guerra de 1967 y que los palestinos reclaman para un futuro Estado. Señalan las demoliciones de viviendas, la construcción de asentamientos y otras políticas discriminatorias que son anteriores a la guerra y que, según importantes grupos de derechos humanos, equivalen a «apartheid», acusaciones que, sin embargo, Israel niega.
Después de ese conflicto, Israel se negó a permitirles regresar. Su retorno habría dado como resultado una mayoría palestina dentro de sus fronteras. En cambio, los palestinos se convirtieron en una comunidad de refugiados aparentemente permanente que ahora cuenta con alrededor de 6 millones de personas, la mayoría de las cuales vive en campamentos de refugiados urbanos similares a barrios marginales en Líbano, Siria, Jordania y Cisjordania ocupada por Israel.
El rechazo de Israel a lo que los palestinos afirman que es su derecho de retorno a sus hogares de 1948 ha sido un agravio central en el conflicto y fue uno de los temas más espinosos en las conversaciones de paz que fracasaron por última vez hace 15 años. Entretanto, los campamentos de refugiados siempre han sido los principales bastiones de la militancia palestina.
Mustafa al-Gazzar, de 80 años, recordó en 2024 la huida de meses de su familia desde su pueblo en lo que ahora es el centro de Israel hasta la ciudad sureña de Rafah, cuando tenía 5 años. En un momento fueron bombardeados desde el aire, en otro, cavaron hoyos bajo un árbol para dormir y calentarse. Historia no muy distinta a la que han enfrentado los gazatíes en los últimos meses.
“Mi esperanza en 1948 era regresar, pero mi esperanza hoy es sobrevivir”, declaró al-Gazzar a la agencia de noticias AP.
Otros palestinos temen que si vuelve a ocurrir una Nakba, será de forma gradual.
“En algunos casos no se llamará desplazamiento forzado. Se llamará emigración, se llamará de otra manera (…) Pero, en esencia, se trata de personas que desean quedarse, que han hecho todo lo posible para permanecer durante generaciones en condiciones imposibles, llegando finalmente a un punto en el que la vida simplemente no es vivible”, señaló Yara Asi, profesora adjunta palestina de la Universidad de Florida Central que ha investigado los daños a la infraestructura civil en la guerra.
La más reciente escalada de la guerra-desatada tras el sangriento ataque de Hamás en Israel, el 7 de octubre de 2023-ha obligado a unos 1,7 millones de palestinos, alrededor de tres cuartas partes de la población del territorio, a huir de sus hogares, a menudo varias veces, aunque en su mayoría dentro del enclave. Eso es mucho más del doble de la cantidad de personas que huyeron antes y durante la guerra de 1948.
El desplazamiento forzado de una población de una tierra bajo ocupación militar es un crimen de guerra prohibido por las Convenciones de Ginebra de 1949.