
Una familia camina por la calle. La hija habla por videollamada y muestra la multitud. Los padres se asoman y saludan a su otra hija. “Vamos a ver a Silvio”, dice la joven. “Mira que pila de juventud”, apunta el padre. “¿Te acuerdas de La Habana?”, pregunta la madre.
Llegan a la escalinata de la Universidad de La Habana y se adentran entre el público. Ochenta y ocho escalones ocupados por miles de jóvenes, hasta llegar a un escenario donde el trovador Silvio Rodríguez inicia su gira latinoamericana a sus 78 años. Desde abajo de las escaleras, pone la mirada hacia las alturas, al conocimiento que representa la universidad, pero también a esa utópica esperanza que le han devuelto los jóvenes.
“En esta ocasión, pedí permiso para hacerlo en la Universidad porque recientemente vi actitudes muy positivas de la juventud universitaria, de la FEU [Federación Estudiantil Universitaria], con respecto a los problemas de la telefonía», dijo el cantautor cubano en un vídeo de Instagram para promocionar el concierto, haciendo referencia al malestar expresado por los jóvenes ante el alza de las tarifas en mayo.
“Silvio es infinito”
Y la juventud ha respondido al llamado. Camila, recién graduada en diseño, dice que es el tipo de conciertos a los que se debe asistir. “Silvio es de otra generación, pero entiende a los más jóvenes, lo que queremos, nuestros deseos, y está en sintonía con nosotros. Por eso Silvio es infinito”, una grandeza que, para Adrián, graduado de la Escuela Nacional de Música, está en el olimpo cubano: “Está José Martí en la época de la colonización y en la época moderna está Silvio Rodríguez”.
No es casualidad, por tanto, que inicie el concierto con el considerado ‘Apóstol de la Independencia’. “Ser culto es el único modo de ser libre, pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno”, reza un poema de Martí que despierta una sonada ovación entre el público.
Sentado en su silla, guitarra en mano, con una gorra que dice “Aprendiz”, escoltado por siete músicos y una voz acompañante, inicia el concierto entre jaleos. De fondo, en una pantalla, aparece la bandera cubana. “Silvio Rodríguez es un ícono de cubanía, de dignidad y de patriota en el sentido más amplio de la palabra”, comentó antes del concierto Leannelis Cárdenas, directora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, musicóloga y cantante, en declaraciones recogidas por France 24.
Una trova vigente
“Leía en el libro La Canción a Cinco Voces que el movimiento de la nueva trova se proponía hacer una música pensante que elevara los valores intelectuales y morales del público y del ser humano. Entonces, qué bonito, que en pleno 2025, con la globalización de la información, con géneros musicales que no están en total consonancia con los valores a preservar, qué bonito, qué poético, que Silvio Rodríguez pueda pararse y ofrecer un concierto gratuito”, completó Cárdenas.
Desde 2010, Silvio ha ofrecido más de 100 conciertos gratuitos en distintos barrios de La Habana, incluso en cárceles. Tampoco es la primera vez que actúa en la escalinata de la Universidad de La Habana; la última ocasión fue hace 20 años. En esta oportunidad, se trató del primer paso antes de viajar a Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Colombia para presentar su disco de 2024, Quisiera Saber.
Himnos de varias generaciones
Con el arranque, el ambiente se relaja, aun con la mente dividida entre las preocupaciones diarias y el presente del concierto. Son conscientes de que la noche será larga y habrá tiempo para cantar los himnos que, más que a una generación, pertenecen al país.
Entre sus nuevas canciones, destacó Para botar el sofá, considerada la canción editorial de su último disco, con versos como “la juventud se fuga en masa (…) no quiero que vicios y dogmas dispongan en mi corazón” y con mensajes de esperanza y reconciliación: “para pronunciar el nosotros, para completar la unidad habrá que contar con el otro (…) la vara cada vez más alta invita a volar y seguir”.
El compromiso de Rodríguez con la Revolución cubana, iniciada en 1959 por Fidel Castro, ha ido acompañado de reflexión y crítica a lo largo de toda su carrera. Esta vez, lo hizo frente a miles de jóvenes y con el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, entre el público.
Un repaso a la nueva trova
Después de presentar su último álbum, llegó un momento clásico en sus conciertos: cantar temas de sus colegas de la nueva trova como Créeme de Vicente Feliú, Te Perdono de Noel Nicola o Yolanda de Pablo Milanés.
“Silvio no tiene ni que llamar a la juventud. Cuando se sabe que hay concierto, todos acuden”, dijo Alexis, diplomático de 63 años, rodeado de jóvenes junto a su amigo Miguel. “Mis hijas tienen diferentes edades y todas conocen la obra de Silvio de memoria. Cuando algún día no ponemos sus canciones, ellas nos las piden”.
El intermedio culminó con dos momentos emotivos: Más porvenir, compuesta para José Mujica en sus últimos días de vida, y la lectura del poema Halt de Luis Rogelio Nogueras, acompañado por una kufiya palestina y un mensaje al pueblo israelí: “Pienso en ustedes y no acierto a comprender cómo olvidaron tan pronto el vaho del infierno”.
“¡Viva Cuba!”
Con la noche ya instalada, el concierto entró en su clímax. Los vítores de “Silvio, Silvio” y “¡Viva Cuba!” se mezclaron con himnos como Ojalá, La maza y Yo me muero como viví.
Entre estas imprescindibles se coló una sorpresa: Cualquiera que nace en Cuba, tema que dará nombre a su próximo álbum y que celebra la identidad cubana.
El público, entregado, cerró la noche coreando “gracias, Silvio”. Y antes de despedirse, el trovador dejó unas últimas palabras cargadas de simbolismo: “Los que estáis lejos, os sentís cerca”. Un mensaje que valió tanto para los que estaban en el escalón número 88 de la escalinata, como para esa joven que no quiso que su familia se perdiera la cita, aunque fuera a través de una videollamada.
Porque sí, le respondió a su madre, todavía se acuerda de La Habana. Y Silvio también.
